"Bulevar de bambalinas" es una bitácora donde poder descubrir los entresijos del teatro musical. Noticias, reportajes, críticas, entrevistas... a través de un enfoque periodístico nos adentramos en la magia del escenario al ritmo de canción, baile e interpretación.

viernes, 23 de abril de 2010

Teatro Coliseum tras el telón



El 27 de marzo de 2010, Día Mundial del Teatro, el Teatro Coliseum se encargó de iniciar una visita cultural de la Gran Vía Madrileña que acabaría en la Plaza de Callao. La actividad dio comienzo con una breve explicación acerca de dicho teatro y tras esta introducción fuimos al interior. Dentro del Teatro Coliseum disfrutamos de sus lugares más secretos y que por un día eran expuestos al público.


El 4 de abril de 2010 la emblemática avenida madrileña, cuyo promotor fue el rey Alfonso XIII, cumplirá 100 años. Durante todo el centenario ha sufrido grandes modificaciones y ahora son los musicales los encargados de desprender cultura y arte a la época actual. La Gran Vía de la capital se está convirtiendo en el Broadway español. Prueba de ello son la cantidad de teatros en los que se representan musicales como: Chicago (Teatro Coliseum), 40 El Musical (Teatro Rialto) o King of Pop (Teatro Lope De Vega).

El Teatro Coliseum donde se representa Chicago ha sido el encargado este año de mostrarnos los entresijos del ámbito del musical. Como novedad, cabe destacar que la orquesta, compuesta por trece músicos y el director musical, ocupa un lugar primordial en el escenario durante todo el espectáculo. Con ello tanto Londres como Estados Unidos y España ofrecen una misma puesta del musical Chicago y la única diferencia son los actores que crean cada personaje, dándole matices propios. Otra de las cualidades más particulares de esta obra es que se trata de una función-concierto, es decir, los actores y bailarines permanecen en las sillas de la escenografía y cuando se va a interpretar alguna canción los artistas se mueven hacia el centro del escenario.

Seguidamente, uno de los lemas que se respira entre bambalinas día a día es: "el espectáculo siempre debe continuar". Esto implica un alto grado de concentración tanto en escena como en los ensayos. Por ello, el material técnico exige un gran cuidado, hay un micrófono para cada actor y cuando el micro falla se ha de cambiar inmediatamente con un margen de diez segundos como mucho. Los arreglos de micrófonos, los cambios de vestuario, los movimientos de detrás del escenario son solo algunos casos que demuestran la vertiginosidad con la que se trabaja tras el telón. Un ejemplo de esta rapidez de trabajo lo hallamos en un momento del musical Chicago, cuando el personaje de Roxi sale a cantar y tras la actuación sale del escenario por el hombro derecho, dando una vuelta por detrás del escenario donde la esperan dos sastres para llevar a cabo un cambio de vestuario, y después vuelve a escena a través del hombro derecho, en solo treinta segundos. Asimismo, existe un gran respeto hacia todos los elementos que se emplean en la obra para que no se deterioren. De ahí la anécdota que surgió entre los ensayos previos al estreno del musical que se decía a los actores: "no me toques las plumas" (refiriéndose a unas chaquetas con gran cantidad de plumas), con lo que aún conservan la frase cada vez que comienza la función. Los detalles están íntimamente cuidados ya que como se suele afirmar "la diferencia entre una buena producción y una excelente producción son los detalles".

A continuación, bajo el escenario mismo se hallan el foso que consta de un elevador para producir cambios de escena, salas de descanso, camerinos, la sastrería y la peluquería. En el interior del teatro músicos, actores, bailarines, técnicos y regidores conviven función tras función por lo que como hemos podido percibir las bambalinas se encuentran exhaustivamente cuidadas. Todos los movimientos que se dan lugar en los entresijos son profundamente estudiados siendo invisibles al público, de tal modo que cada noche tanto artistas como espectadores puedan disfrutar de la magia del musical.

Desde los años 98-99 por el Teatro Coliseum han ido pasando musicales como: Rent, My fair Lady, Cats, Víctor y Victoria, Los Productores, Fiebre de Sábado Noche, La Bella y la Bestia y ahora Chicago. Pero también ha ofrecido otro tipo de espectáculos como teatro de texto con El graduado o números de flamenco. Este teatro se encuentra en lo que se denomina el tercer tramo de la Gran Vía que va desde Callao hasta Plaza de España, conocido como la zona A. El segundo culmina con el Edificio Carrión adornado con el comercial cartel de Schweppes, y el primer tramo se construye desde la calle Alcalá hasta la Red de San Luis. Los arquitectos principales de la actual Gran Vía son José López Salaberri y Francisco Octavio Palacios que se basaron en el modelo anterior de Carlos Velasco. Asimismo, los dos objetivos principales de la construcción de la Gran Vía son por una parte comunicar el barrio de Salamanca con Argüelles, como sistema de descongestión de la Puerta del Sol y así liberar las calles insalubres y antihigiénicas de la época. El segundo objetivo se enmarca en el simbolismo de modernidad del Madrid cosmopolita y poder acercarse a ciudades como París, Milán o Londres. La Gran Vía recibe tal nombre en los años 80, con la movida madrileña, ya que antes había sido denominada como Avenida de Rusia, Avenida de México o Avenida de Obuses o del quince y medio.

En resumen, la Gran Vía Madrileña se ha ido transformando a lo largo de la historia. Ahora son los cafés, las rebajas y los teatros los que la presiden. Tanto es así que se han creado los premios de los musicales de carácter oficial, Los Premios Gran Vía. La gran avenida con todos sus cambios nos ofrece ahora vivir la magia del musical y sumergirnos en su mundo, como nos ha permitido el Teatro Coliseum en el Día Mundial del Teatro.

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